Hotel Hastings
by Eduardo Padilla
¿Cómo podría describirles el Hotel Hastings? Traté de comenzar por algo sencillo. Una silla —me dije—, tiene que ser fácil describir una silla. Lo primero que tuve que hacer fue ponerme de pie. Dice el budismo que el esfuerzo arruina toda naturalidad. O eso me dijo Buda mientras nos aburríamos haciendo fila. Él también parecía estar de pie, pero con Siddhartha no se puede saber muy bien nunca qué es lo que está diciendo. Tiene una bien ganada reputación de bromista pesado. Pero no nos desviemos aunque, claro, es fácil desviarse si el hotel está — ¿lo dije ya? — en una isla de existencia dudosa. No desesperen. Eso no va a ayudarles. No, al menos, para alcanzar la santidad que aquí, en una habitación cualquiera, ha iluminado a un tipo que ve crecer su cáncer con la convicción que otros dedican a espiar el movimiento de las plantas cuando no hace viento. ¿Les parece sospechoso? De seguro es solamente su miedo a parecer sospechosos. Lo repito: no se preocupen por nada. Ignoro si ser policía sea muy difícil, pero les recomiendo que mejor sean lectores. Finalmente, si les incomoda tanto que esto sea un hotel, pueden contarles a sus amigos y parientes —cuando vuelvan— que sólo estuvieron en un libro de poemas.